Preocupación por el aumento de costos y la estabilidad económica a corto y largo plazo

 En medio de un cambio de gobierno, el presidente Javier Milei anunció un drástico ajuste fiscal con consecuencias directas en los bolsillos de los ciudadanos argentinos. En su discurso de asunción, Milei declaró el fin de una era de "decadencia y declive", aunque advirtió sobre la inevitable necesidad de un ajuste económico, que recaerá mayormente en el Estado.

Uno de los aspectos más destacados es la esperada subida de tarifas de luz y gas, parte de un plan que incluye la privatización de empresas estatales como YPF. Esta medida busca liberar al mercado de regulaciones estatales, anticipando posibles impactos en la vida cotidiana.

El aumento del precio del combustible, evidenciado por el reciente incremento del 30% en las principales estaciones de servicio, anticipa cambios más profundos en la economía. La eliminación del "barril criollo" y la aplicación de precios libres en naftas, luz y gas marcarán un giro significativo en las políticas energéticas.

Además, se proyecta un salto del dólar, con previsiones que sugieren un incremento de entre 640 y 650 pesos, seguido de otro en febrero que podría llegar a los 1000 pesos. Este movimiento cambiario, junto con la liberación de precios, se espera que tenga un impacto claro en la inflación, exacerbando las preocupaciones sobre el costo de vida.

En el ámbito energético, el gobierno de Milei pretende tratar la energía de manera unificada, respetando contratos existentes y cambiando el enfoque del autoabastecimiento a la seguridad del abastecimiento. La aplicación de precios libres busca restablecer el funcionamiento del mercado, afectando directamente a las tarifas de naftas, luz y gas.

En resumen, las medidas económicas de Javier Milei apuntan a una transformación profunda que impactará directamente en los hogares argentinos, generando preocupación por el aumento de costos y la estabilidad económica a corto y largo plazo.